I. Entre la ciencia ficción, el mito y el milagro

“Ten cuidado, porque no tengo miedo y eso me hace poderoso” MARY WOLLSTONECRAFT SHELLEY, Frankenstein

Louis Washkansky visitó por primera vez el hospital público universitario Groote Schuur en abril de 19661. Louis era judío y aunque había nacido en Lituania, emigró a Sudáfrica a la corta edad de nueve años. Ahí, entre el majestuoso fondo montañoso de Ciudad del Cabo y el océano Atlántico, se convirtió en un hombre deportista y dedicado al negocio de los abarrotes. Sin embargo, para 1966 todo esto había quedado atrás. A sus 53 años Louis era diabético y había sufrido ya tres ataques cardiacos. Su médico, el doctor Barry Kaplan, le había pedido a su colega Christiaan Barnard que evaluara la condición de Louis quien, tras varias pruebas, determinó que no había nada más que hacer. El corazón de Louis había perdido su capacidad para bombear sangre y ya no podía cubrir las necesidades de oxigenación y nutrición de las células de su cuerpo.

En las semanas posteriores al diagnóstico Louis sufrió un coma diabético del cual se recuperó, pero su cuerpo se hinchó a causa de la retención de líquidos y sintió mucho dolor. Poco después, sus riñones y su hígado empezaron a fallar. Era como si su cuerpo poco a poco se estuviera apagando. Así, a finales de 1966 se le consideró como candidato para un trasplante de corazón. En ese momento la propuesta era revolucionaria, pues el único trasplante cardiaco en un ser humano lo había realizado James Hardy en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi, en Estados Unidos, el 23 de enero de 19642. Ese primer trasplante tenía la particularidad de que el donador había sido un chimpancé y el receptor, un hombre de 68 años, había muerto una hora después de la cirugía. A pesar de esto, Louis y su esposa se entusiasmaron pues su estado de salud empeoraba y el futuro era incierto. Ahora solo faltaba encontrar un donador.

El 2 de diciembre de 1967 transcurrió como un sábado ordinario para la familia Darvall hasta que se detuvieron a comprar un pastel de caramelo en Ciudad del Cabo3. Edward y su hijo Keith esperaron en el automóvil, mientras su esposa Myrtle y su hija Denise se dirigieron a la pastelería. Alrededor de las 3:40 pm, las mujeres fueron arrolladas al cruzar la calle para regresar al automóvil. Myrtle murió inmediatamente tras el impacto, mientras que Denise fue llevada a Groote Schuur para ser atendida de emergencia. Ahí, se determinó que Denise tenía dos fracturas severas en el cráneo y que su cerebro no mostraba señales de actividad eléctrica. Coert Venter, el médico responsable de cuidar de Louis esa noche, y su colega Bertie Bosman se acercaron a Edward Darval y le explicaron que, aun cuando Denise no podría retomar su conciencia, su corazón seguía latiendo. Bastante mala suerte haber perdido a su esposa y ahora a su hija, pensó Edward. Fue entonces cuando le hablaron de Louis y le pidieron permiso para usar el corazón de Denise en un posible trasplante. Edward tardó poco en tomar una decisión y les dijo a los doctores que si no podían salvar a su hija que al menos intentaran salvarlo. El trasplante se llevó a cabo el 3 de diciembre de 1967 por el doctor Christiaan Barnard y su equipo en el hospital Groote Schuur. Barnard describió el momento crucial en el que reemplazó el corazón enfermo de Louis por el de Denise así:

«El corazón yacía paralizado, sin señales de vida. Esperamos, parecían horas, hasta que lentamente se empezó a relajar. Entonces sucedió, como un rayo de luz. Hubo una contracción repentina del atrio, seguida rápidamente por los ventrículos en una obediente respuesta, luego el atrio, y de nuevo los ventrículos. Poco a poco empezó a vibrar con el hermoso ritmo de la vida

El corazón de Denise tardó unos cuantos minutos en empezar a latir fuerte y sostenidamente dentro de Louis. Fue así como Christiaan Barnard se convirtió en la primera persona que trasplantó de forma exitosa un corazón humano.

El progreso de Louis fue hecho público alrededor del mundo4. Al día siguiente del trasplante se despertó sintiéndose bien con su nuevo corazón. El segundo día desayunó sopa y un huevo cocido. Del tercer al onceavo día se mantuvo en general con buen espíritu, pero comenzaron los dolores de estómago y las noches de mal sueño. Para el día doce, Louis estaba irritable y presentaba dolor en el pecho y en el hombro izquierdo. Ese día, mientras Louis recibía visitas y atendía una llamada para una entrevista de la BBC de Londres, se pidieron radiografías y pruebas sanguíneas para determinar el problema. El día trece se ordenó otra radiografía y se determinó que Louis, quien seguía sintiéndose mal, quizás tenía un resfriado. Al día siguiente Louis no quiso comer pues la infección le dificultaba la respiración, pero aún mantenía su fuerza. Para el día quince la salud de Louis se había deteriorado dramáticamente, por lo que se sospechó que estaba rechazando el corazón y se le comenzó a dar tratamiento para evitarlo. El día dieciséis Louis amaneció confundido, le faltaba azúcar y se determinó que sus células sanguíneas estaban disminuyendo demasiado a causa del nuevo tratamiento. Se le cambió de medicamento, pero la infección en sus pulmones seguía empeorando. El día diecisiete se determinó que tenía neumonía bilateral; Louis estaba débil, con poco ánimo. Finalmente, el día dieciocho a las 6:30 am, Louis Washkansky falleció.

Después del trasplante Louis Washkansky le dijo a una de sus enfermeras: «Soy el nuevo Frankenstein«5. Esto podría parecer solo una broma, pero en realidad Louis no es el único que ha comparado el trasplante de órganos con la novela de la escritora inglesa Mary Shelley publicada en 1818, Frankenstein o el moderno Prometeo. En esta historia, Victor Frankenstein, un científico obsesionado con las fuerzas que controlan la naturaleza, crea nueva vida a partir de piezas de cadáveres humanos y experimentando con electricidad. No es entonces de extrañar que la historia de Frankenstein sirva como una metáfora. A través de su obra, Shelley aborda la posibilidad de utilizar a los muertos como partes de repuesto para crear y prolongar la vida, sin necesidad de una intervención divina; colocando al hombre en una posición en la que éste juega a ser dios, pero carece de la capacidad para hacer frente a las consecuencias de sus acciones6. Es así como Victor Frankenstein y su creación reflejan uno de los problemas más retadores que enfrenta la ciencia: la moralidad de un científico presentando al mundo un regalo que es capaz tanto de un gran beneficio, como de un gran mal7.

El trasplante se construye por historias de hombres como Christiaan Barnard que se atrevieron a jugar a dios, de pacientes como Louis, y de familias de donadores como Denise y Edward Darvall a quienes miles de personas les deben la vida.

Manteniendo el balance entre el yin y el yang

La idea de intercambiar partes del cuerpo ha cautivado la imaginación de la humanidad desde tiempos ancestrales, convirtiéndose en la inspiración de leyendas en diferentes culturas alrededor del mundo. El primer trasplante de corazón documentado en la literatura corresponde al médico Pien Ch’iao, quién nació en China cerca del año 430 antes de Cristo8. La leyenda cuenta que los viajeros Kung Wu y Chi Ying visitaron al médico Pien Ch’iao para pedirle que los tratara. Ambos presentaban desequilibrios opuestos de qi (氣) y zhi (志 ); que en la cultura china significan “aliento o fuerza de vida” y “voluntad o intención”, respectivamente. Kung Wu tenía una deficiencia de poder mental, la voluntad era fuerte pero su espíritu débil; mientras que Chi Ying presentaba una falta de fuerza de voluntad. Pien Ch’iao determinó que en uno dominaba el yin y en el otro el yang.

El yin y el yang son dos fuerzas opuestas y complementarias, fundamentales del taoísmo9, a través de las cuales se representa la dualidad que esta filosofía asigna a todo lo que existe en el universo. El yin es el principio femenino, la tierra y la oscuridad; el yang es el principio masculino, el cielo y la luz. De acuerdo con el Huangdi Neijing, Clásico de Medicina Interna del Emperador Amarillo, el corazón es el gobernante del cuerpo humano y la sede de la conciencia y la inteligencia10. Es por esto que, si el corazón no abusa de su posición y se enfoca en los asuntos esenciales, se puede alcanzar una vida larga y saludable.

El balance de ambos principios es fundamental dentro de la medicina tradicional China, por lo que no es de extrañar que en el caso de Kung Wu y Chi Ying Pien Ch’iao sugiriera un intercambio de corazones para poder restablecer el equilibrio. Ambos pacientes estuvieron de acuerdo con el tratamiento. Pien Ch’iao les dio un licor que contenía una mezcla de narcóticos, los intoxicó y los mantuvo en un estado parecido a la muerte por tres días. En este tiempo les abrió el pecho, les removió los corazones y los intercambió. Al pasar el efecto del anestésico, Kung Wu y Chi Ying se despertaron sintiéndose como nuevos y se recuperaron por completo del procedimiento. Aún cuando las habilidades médicas de Pien Ch’iao se consideraban extraordinarias para la época, las dificultades que hay que sortear para que un trasplante sea exitoso ponen en duda la autenticidad de su hazaña.

Dioses y seres mitológicos

Los textos religiosos, mitológicos y arqueológicos están llenos de narraciones alusivas al reemplazo de partes del cuerpo. Un ejemplo clásico es el dios hindú Ganesha, quien tiene cuerpo humano y cabeza de elefante11. Ganesha es el hijo de la diosa Parvati, la consorte del Señor Shiva, nacido mientras su padre estaba ausente en el frente de guerra. Un día, Parvati encargó a Ganesha la guardia del palacio mientras ella se daba un baño. Fue justo en ese momento que Shiva regresó a casa y se encontró con un joven que le negaba la entrada a su propio hogar. Esto resultó en una batalla donde Shiva decapitó a Ganesh con su tridente. Más tarde, Shiva prometió a su desconsolada madre que reemplazaría la cabeza de su hijo y lo hizo con una cabeza de elefante. Otros textos hindúes que datan de 2500-3000 AC, también proporcionan una descripción de la reconstrucción de narices mutiladas utilizando injertos de piel12.

En la mitología griega también existen dioses, héroes y bestias con habilidades especiales conferidas por su anatomía quimérica,12 que hacen alusión al xenotrasplante13. Los escritores Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero describen en El Libro De Los Seres Imaginarios «a los extraños entes que ha engendrado, a lo largo del tiempo y del espacio, la fantasía de los hombres«14; entre los que destacan criaturas mitológicas como la quimera, el grifo, la esfinge griega y el minotauro. La quimera se describe por primera vez en el libro VI de la Ilíada de Homero como una criatura monstruosa, de linaje divino, que respiraba fuego y poseía la cabeza de un león, el cuerpo de una cabra y la cola de una serpiente. El grifo es un águila gigante en la parte frontal y un león amarillo de cola larga en la parte posterior; mientras que la esfinge tiene cabeza y pechos de mujer, cuerpo y pies de león, y alas de pájaro. El minotauro se ha descrito como mitad toro, mitad hombre y se dice que nació de los amores de la reina de Creta, Pasifae, con un toro blanco que salió del mar.

El milagro de la pierna etíope

La asociación de la medicina con las creencias religiosas ha tenido una larga y complicada historia que se remonta a miles de años atrás; donde tanto las causas de enfermedad, como los tratamientos exitosos eran considerados actos divinos. El concepto de la medicina como una ciencia separada de la religión es relativamente reciente, por lo que no es de extrañar la existencia de dos santos patronos de la medicina: Cosmas y Damian.

Los hermanos gemelos Cosmas y Damian nacieron en la pequeña ciudad de Aegea, una provincia del imperio romano localizada entre lo que hoy es Turquía y Siria, cerca del año 270 de la era común15. Ambos eran cristianos, y tras la muerte de su padre estudiaron medicina en Antioquia. Esta era una ciudad cerca del Mediterráneo, caracterizada por ser un cruce de multiples culturas y religiones; así como un punto importante de comercio, educación y religión. Cosmas y Damian regresaron a su comunidad en Aegea, donde empleaban sus poderes curativos para sanar a humanos y a otros animales. Se les llamaba anargyroi, que en griego significa “sin plata”, porque como médicos nunca aceptaban remuneración por sus servicios16.

Cosmas y Damian trataban heridas, fracturas y enfermedades infecciosas comunes de la época, como tuberculosis, malaria y difteria. Dentro de sus terapias tradicionales se encontraba la flebotomía, que consiste en hacer una incisión en una vena para permitir la salida de sangre, la oración y la guía espiritual. Creían que mientras más cerca de Dios se encontraran los enfermos, estarían más cerca de la sanación, sugiriendo a los pacientes que incluso se mudaran a iglesias o santuarios17. Cosmas y Damian también se caracterizaron por curas milagrosas como regresar la vista a los ciegos y restaurar la movilidad a pacientes discapacitados. Estos médicos vivieron bajo el reinado del emperador Diocletiano, bajo el Imperio Romano. Ambos fueron obligados a rechazar su fe y al negarse fueron condenados, torturados y decapitados. Aunque sus cuerpos fueron inicialmente enterrados en el sitio de un templo antiguo dedicado al dios Asklepios en el norte de Siria, sus restos fueron dispersados durante la Edad Media por Europa, junto con el culto hacia ellos que se esparció rápidamente. Cosmas y Damian fueron particularmente honrados durante el Renacimiento, en la Florencia de la familia Medici.

La obra más famosa de los hermanos la realizaron después de muertos y fue el milagro de la pierna negra18; el cual es conocido como la primera descripción pictórica de un trasplante de la historia. Esta historia ha sido representada en multiples obras por siglos por lo que algunos detalles cambian, pero se mantienen constantes algunos elementos clave del milagro. La historia va así: el devoto diácono Justiniano, que trabajaba en la Basílica de los Santos en las afueras de Roma, se enfermo gravemente con gangrena o lo que entonces se llamaba pierna cancerosa. Buscó alivio en la iglesia, donde se recluyó. Durante un sueño delirante Cosmas y Damian aparecieron para amputar su pierna enferma y acabar así con su angustia. En ese momento los médicos decidieron mejor adquirir una pierna de reemplazo de un etíope recientemente enterrado en un cementerio cercano y de esa forma restablecer la función de su paciente cristiano. El diácono se despertó encontrando su cuerpo intacto, libre de la pierna enferma y en su lugar con una pierna trasplantada que no tenía su color de piel, sino la del donador.

El Nuevo Testamento de la Biblia también contiene algunos pasajes que hacen referencia a la práctica del trasplante. Entre los más conocidos se encuentra el de Jesús de Nazaret, quien reemplazó la oreja de un sirviente que había sido cortada por la espada de Simón Pedro, y el de San Marcos, que reimplantó la mano de un soldado amputado en la batalla12.

Bibliografía

1 Cooper, D. K. C. (2018). Christiaan Barnard-The surgeon who dared: The story of the first human-to-human heart transplant. Glob Cardiol Sci Pract, 2018(2), 11. doi:10.21542/gcsp.2018.11

2 Margreiter, R. (2006). Chimpanzee heart was not rejected by human recipient. Tex Heart Inst J, 33(3), 412.

3 McRae, D. (2007). Every second counts: the race to transplant the first human heart. London: Pocket.

4 Brink, J. G., & Hassoulas, J. (2009). The first human heart transplant and further advances in cardiac transplantation at Groote Schuur Hospital and the University of Cape Town – with reference to: the operation. A human cardiac transplant: an interim report of a successful operation performed at Groote Schuur Hospital, Cape Town. Cardiovasc J Afr, 20(1), 31-35.

5 O’Neill, R. D. (2006). Frankenstein to futurism: representations of organ donation and transplantation in popular culture. Transplantation Reviews, 20, 222–230

6 Washkansky se confundió. En la obra de Mary Shelley Frankenstein no es el nombre de la creatura, sino del doctor que la creó.

7 Cude, W. (1972). Mary Shelley’s Modern Prometheus: A Study in the Ethics of Scientific Creativity. Dalhousie Review, Volume 52, Number 2.

8 Bhandari, M., & Tewari, A. (1997). Is transplantation only 100 years old? Br J Urol, 79(4), 495-498.

9 Antigua filosofía convertida en religión que tuvo su origen en China. Se basa en el Tao, que es el máximo principio creativo del universo; todas las cosas se encuentran unificadas y conectadas en el Tao.

10 Yuheng, L. (1570). Unfolding the Mat with Enlightening Words (Tuipeng Wuyu), Ming dynasty.

11 Ruchi A (2018)

12 Bergan, A. (1997). Ancient myth, modern reality: a brief history of transplantation. J Biocommun, 24(4), 2-9.

13 Es el trasplante de células, tejidos u órganos de una especie a otra

14 Borges, J.L. & Guerrero, M. (1967). El libro de los seres imaginarios. Jorge Luis Borges Margarita Guerrero. El Libro de los Seres Imaginarios. Kier, Buenos Aires.

15 Friedlaender, G. E., & Friedlaender, L. K. (2016). Saints Cosmas and Damian: Patron Saints of Medicine. Clin Orthop Relat Res, 474(8), 1765-1769. doi:10.1007/s11999-016-4929-6

16 Androutsos, G., Diamantis, A., & Vladimiros, L. (2008). The first leg transplant for the treatment of a cancer by Saints Cosmas and Damian. J BUON, 13(2), 297-304.

17 Duffin, J. (2013). Medical saints : Cosmas and Damian in a postmodern world.

18 Jović, N. J., & Theologou, M. (2015). The miracle of the black leg: E astern neglect of Western addition to the hagiography of Saints Cosmas and Damian. Acta Med Hist Adriat, 13(2), 329-344.

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